Me desperté contigo
Me desperté contigo,
con la boca sabiendo a deseo
y los labios como pan recién hecho,
esperando otra mordida.
La cama aún olía a ti,
a esa mezcla de sueño y piel
que se queda cuando el amor
duerme dentro de una mujer.
No te pedí flores,
ni te escribí cartas,
pero amanecí florecida,
como si toda mi vida
hubiera sido primavera callada.
No te busqué en los rincones,
ni pregunté por tu alma.
Te sentí ahí,
quieto,
como quien no se va aunque cierre los ojos.
Y entonces supe, sin decirlo,
que este trozo de cielo que compartimos
es lo único real
en medio de un mundo que no sabe amar así.